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  • La estrategia digital 3.0 en el mundo empresarial

    A mediados del siglo pasado, uno de los objetivos principales de los expertos en telecomunicaciones era lograr que los ordenadores se pudieran comunicar entre sí desde cualquier lugar del mundo. Este deseo se hizo realidad con Internet, la “red de redes” que funcionaba mediante un módem y una serie de protocolos y programas especializados. Era un invento maravilloso, pero también lento y costoso.

    En 1990, el mundo de las telecomunicaciones dio un vuelco: Tim Berners-Lee, un investigador británico que trabajaba en los laboratorios del CERN (Ginebra) presentaba un protocolo de hipertexto que permitía enlazar documentos entre sí utilizando la infraestructura de Internet. Había nacido la Web que, como una gran “telaraña”, permitía a cualquier usuario no especializado “navegar” por millones de páginas con todo tipo de información.

    Otro hito importante aconteció, en 2004: el periodista y escritor irlandés Tim O’Reilly popularizó el término Web 2.0, una segunda generación de servicios basados en Internet. No se refería a una especificación técnica, sino a una serie de cambios acumulativos en la forma de crear y utilizar las páginas web. En contraste con la actitud pasiva de los usuarios ante el contenido que se les ofrecía a través de la red (la navegación) ahora podían participar activamente e interactuar con otros usuarios fácil y rápidamente.

    La Web 2.0 se define como una red social, capaz de generar comunidades dinámicas de personas de todo el mundo que se comunican entre sí gracias a plataformas como: redes sociales o profesionales (Facebook, Twitter, Tumblr, Instagram, LinkedIn, Youtube, etc.), blogs, wikis, plataformas para compartir contenidos y un amplísimo etcétera que han revolucionado la forma en que nos comunicamos con los demás, tanto en la vida privada como en la profesional, económica, social e incluso política.

    El mundo empresarial no ha permanecido ajeno a estos cambios y hoy en día la mayor parte de empresas y profesionales están presentes en Internet de una u otra forma: portal web, tienda en línea, redes sociales, boletín electrónico, etc. Además dedican recursos humanos, técnicos y económicos a gestionar su presencia y estrategia en Internet.

    Pero la (r)evolución tecnológica es imparable y en los últimos tiempos hemos sido testigos de otro gran cambio, la aparición de lo que John Markoff bautizó en 2006 como Web 3.0, la tercera generación de servicios basados en Internet. Como en el caso de la Web 2.0, no se trata de un avance tecnológico aislado sino de la suma de diversos factores y tendencias. La Web 3.0 se puede caracterizar en estos puntos:

    • Multiplataforma: Para conectarse a Internet ya no es necesario un ordenador, sino que tenemos a nuestra disposición múltiples dispositivos capaces de actuar como plataforma para interactuar en la Web: teléfonos móviles, tabletas, televisores inteligentes, cámaras, relojes inteligentes y muchos más que a ofrece el mercado.
    • Móvil y ubicua: Internet ahora funciona 24/7/365: es decir, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana y los trescientos sesenta y cinco días del año .
    • Inteligente: Gracias al desarrollo de sofisticados programas y lenguajes de inteligencia artificial, nos vamos acostumbrando a conceptos como web semántica, “big data”, microformatos, minería de datos, agentes virtuales, redes neuronales, búsquedas inteligentes, reconocimiento del lenguaje natural, etc.
    • Versátil: Los dispositivos inteligentes no solamente permiten que el usuario se conecte a Internet, sino que son capaces de intercambiar información entre sí. Esta asombrosa versatilidad, unida a los bajos costes que tiene alojar la información en los servidores de Internet, han propiciado la aparición de la famosa “nube”, un espacio virtual en que cualquier usuario puede guardar, gestionar y compartir su información desde cualquier dispositivo.
    • Innovadora: Internet es por definición una red abierta y distribuida. Las consecuencias económicas y sociales de este nuevo paradigma en las comunicaciones no se han hecho esperar: proyectos colaborativos, información accesible universalmente, microeconomías globales… y toda una serie de cambios que están influyendo de manera muy significativa la industria, el comercio, la cultura y la economía de nuestra sociedad.

    Sin duda estas perspectivas ofrecen nuevos retos y oportunidades al mundo de la empresa; en la manera de trabajar, en la forma de comunicarse con clientes, proveedores y colaboradores, en el marketing, etc. De hecho, diariamente se publican miles de artículos y debates sobre el tema y se organizan seminarios y cursos orientados a promover y a facilitar la adaptación de las empresas al nuevo entorno digital. En todos los foros hay un aspecto que se destaca y que comparte todo el mundo: las empresas deberán dedicar una porción cada vez mayor de sus recursos a las tecnologías de la información y comunicación e Internet, ya que la estrategia digital afecta prácticamente a todas las áreas empresariales: marketing, recursos humanos, comercialización y distribución, atención al cliente, flujos de trabajo, etc.

    La estrategia digital 3.0 no consiste solamente en disponer de un parque de ordenadores adaptado a nuestras necesidades empresariales y de una buena conexión a la red (que también son esenciales, claro está), sino en mantenerse informado de los cambios que se producen  y en adaptarse a éstos con conocimiento de causa y visión de futuro. Sólo así evitaremos quedar rezagados en un contexto comercial que cada vez es más global, dinámico y competitivo.

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