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  • EL lettering: un hobby y una profesión de moda

    Cada vez escuchamos y leemos más sobre el lettering. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que ha terminado por convertirse en tendencia.

    ¿Y qué es el lettering? Una búsqueda en el diccionario nos chiva que significa “caligrafía”, “escritura”, “fuente”, “tipo de letra” o “tipografía”. No está mal para empezar, aunque no podemos quedarnos en definiciones tan simples, entre otros motivos porque en la caligrafía y en la tipografía se trabaja a partir de letras ya diseñadas. Es hora de afinar conceptos y decir que el lettering es una tarea, habitual en la comunicación y el diseño gráfico, que consiste en dibujar letras a mano, desde cero.

    Ámbitos del lettering

    El lettering ha conseguido tal grado de implantación en nuestras vidas que es casi imposible irnos a la cama sin habernos topado durante la jornada con varios ejemplos, sea el letrero de una cafetería, el logo de una web o el menú del día de un restaurante. Esta práctica tiene la pretensión de dar un paso más en el mundo de la rotulación, buscando nuevas formas de expresión artística que no permiten los rígidos formatos de la tipografía.

    Parece asociado a la modernidad, pero no es una práctica nueva, todo hay que decirlo. En el siglo XIX, sin ir más lejos, se utilizaba mucho, pero poco a poco fue perdiendo fuelle, sobre todo con la irrupción de los programas de diseño, donde todo es más rápido y –por qué no decirlo– más impersonal. El diseño de letras a mano, como todo lo que se hace de forma artesana, resulta más original y diferenciador.

    Después de una era de avances tecnológicos hay muchas personas que regresan a las esencias. Podemos poner varios ejemplos: en pleno siglo XXI está de moda escribir con pluma estilográfica (pese a que la mayoría tengamos ordenador) o escuchar música en vinilo (obviando el CD o las descargas digitales, aunque a estas se les presupone mayor calidad de sonido).

    No sería ninguna aportación sociológica indicar que al ser humano le gusta probar cosas nuevas, pero también recuperar las tradiciones. En este caso se conjuga tradición y modernidad. De hecho, el lettering no solo no rechaza las nuevas tecnologías, sino que en muchos casos se trabaja con ellas. Pero lo que prima aquí en última instancia es el placer de escribir o dibujar a mano.

    Iniciación al lettering

    Las personas que se inician en el lettering necesitan, antes que nada, material para poder hacerlo, y es en el sector de la papelería donde se encuentra todo lo relacionado con él. Te damos algunas pistas. Se necesitan:
    - Cuadernos especiales para hacer lettering, ya sean lisos, con puntitos o rayas. Es recomendable que el papel sea satinado. Hay que evitar a toda costa que la superficie del papel sea porosa para que los utensilios de escritura y dibujo no se estropeen. Estos cuadernos suelen llevar puntitos en la parte superior para poder arrancar las hojas sin romperlas. Hay diversos formatos y grosores. Los cuadernos más pequeños tienen la ventaja de que se pueden llevar en un bolso o en una mochila, pero para trabajar con acuarelas echarás en falta cuadernos más grandes y de cierto grosor (por ejemplo, de 200 g en tamaño A4 o A5).
    - Lápices y gomas de borrar. Sí, los lápices y las gomas de toda la vida. El lettering consiste, básicamente, en dibujar, y para ello se recomienda a los que comienzan hacer el primer borrador en lápiz, y luego, cuando el dibujo esté bien definido, continuar con el rotulador.
    - Obviamente, el citado rotulador, que es un artículo imprescindible. Por fortuna, hay una amplia gama, de todas las características y modelos que pueda uno imaginar. Se recomienda un rotulador que no pierda demasiada tinta, que sea de fácil manejo y se adapte bien tanto para el trazo gordo como para el fino. Los más versátiles son duales, esto es, tienen dos puntas, una a cada lado: una punta pincel y la otra de rotulador normal. Algunos rotuladores permiten mezclarse entre sí para conseguir nuevos colores. A ciertos especialistas en lettering les gustan las plumas oblicuas. El caso es encontrar una herramienta con la que uno se sienta a gusto.
    - Opcionalmente puede usarse un pincel mojado en un poco de agua y pasarlo por los trazos dibujados con el rotulador con el objetivo de conseguir difuminados o nuevas perspectivas. Si utilizamos el pincel con agua, necesitaremos un papel que no sea demasiado fino.

    Algunas empresas del sector venden kits que incluyen todo tipo de artículos para hacer lettering: guías, rotuladores de diversas puntas, cuadernos, alfabetos, etc.

    El lettering y la pizarra

    La pizarra y el lettering conforman un matrimonio perfecto. No hay más que darse una vuelta por la ciudad para observar esas grandes pizarras, en plena calle, que ofertan los menús de restaurantes, deseosos de ganarse a la clientela desde la belleza de su tipografía dibujada a mano.

    Para escribir en una pizarra son muy prácticos los rotuladores fluorescentes de varios colores. Suelen tener la punta redonda y grande para poder acometer el dibujo de los anuncios, no solo en los de la calle sino también los de las pizarras del interior de tiendas, un lugar ideal para que la empresa se comunique con su clientela. Tienen además la ventaja de que pueden borrarse fácilmente con un trapo húmedo.

    Una práctica habitual es combinar varios colores (uno incluso para cada frase) en un intento de atraer la atención.

    El lettering sobre pizarra va más allá de las tiendas físicas: se puede utilizar en el hogar (para dejar por escrito avisos o normas) o en el trabajo (recordatorios de reunión, horarios, etc.). Puede utilizarse pizarra negra o blanca.

    Si el mensaje que se pretende transmitir no es perentorio, cabe la posibilidad de usar rotuladores de tinta permanente.

    Hemos hablado de las pizarras, por su versatilidad y vistosidad, pero debemos recordar que el lettering también funciona en plástico, madera, cristal, metal y, por supuesto, en papel, del que ya hemos hablado antes.

    El lettering, una afición y, por qué no, también una profesión

    El lettering, además de ser una práctica artística, es de lo más relajante. Las personas aficionadas a él reconocen que pasan mucho tiempo absortos, en paz, desconectando así del habitual ajetreo del día a día al que todos o casi todos estamos condenados.

    Pero, aun siendo por lo general un hobby, puede convertirse igualmente en una profesión hoy que se demanda con tanta frecuencia los servicios de personas hábiles en estas prácticas, los cuales ya cuentan con su propia etiqueta: letterers.

    No tiene nada de peculiar que hacer letras a mano abra las puertas al mercado laboral a numerosas personas. Al fin y al cabo, a todos o casi a todos nos gusta leer palabras escritas en una tipografía atractiva.

    Y si a uno no se le dan bien estas tareas pero no quiere renunciar a ellas, sea para su negocio, una página web o el diseño de un producto que pretende comercializar (una camiseta xerografiada…), ¿por qué no contratar directamente a alguien especializado en esta disciplina?

    El cliente potencial que contacta con un letterer puede ser prácticamente cualquiera, pues, como decíamos al principio, se ha puesto de moda dibujar letras a mano. Así las cosas, es habitual solicitar los servicios de un profesional para que deje su impronta en vídeos, carteles, logotipos, invitaciones (de boda, a un acto de empresa, a un congreso, a un webinar…). No hay que olvidar que el buen letterer es considerado un artista (y ciertamente lo es) y en muchos casos un influencer, con miles de seguidores que siguen sus pasos en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram. Su trabajo cotiza al alza.

    Conclusiones

    El lettering está de moda, quizá porque la escritura manual también lo está. En estos tiempos en los    que el ser humano parece ser estar regulado por patrones idénticos, la letra –algo siempre personal– nos identifica, nos singulariza, nos resalta.

    Y es, como se ha dicho, una afición placentera que transmite paz y bienestar. Bien mirado, se presenta un antídoto perfecto contra el estrés. Si añadimos que no es nada caro… ¿Qué más se puede pedir?

    Archivo: Bellas Artes/Manualidades

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