El mejor antídoto contra el aburrimiento y la apatía

Cicerón no consideraba libre a quien no dispusiera de vez en cuando de algunos ratos de ocio. No iba nada desencaminado este sabio romano del siglo I a. C. Desde hace mucho tiempo se sabe que los momentos de relax son necesarios, vitales, para que el ser humano, por lo general encadenado a demasiadas obligaciones, pueda reparar las energías empleadas. Y, por si hiciera falta decirlo, dotar al cuerpo y a la mente de energía viene a ser poco menos que asegurar su subsistencia.

El descanso, el placer y la interacción son pilares de la armonía, y quizá la unión de estos elementos viene a explicar el porqué del éxito de los juegos de mesa, un entretenimiento que nos hace la vida más amable desde la noche de los tiempos. Para ilustrar su antigüedad con un dato, diremos que el juego más antiguo que se conserva (formado por un tablero, dados y contadores) es del año 3000 a. C., y fue encontrado en Ur, Iraq.

La diversión asegurada de los juegos de mesa comenzó a cuajar en nosotros siendo niños, en el entorno familiar y en el colegio, y desde entonces es raro que antes o después no nos abandonemos a una partidita en buena compañía para recuperar fuerzas o matar el aburrimiento.

Juegos de mesa, aptos para todos

Los juegos de mesa están indicados para cualquier tipo de persona, edad y condición social, pues, al fin y al cabo, todos tenemos necesidad de contrarrestar la ansiedad o el estrés, o simplemente de pasar un buen rato socializando.

Son muchas las ventajas de estos juegos y muy pocos sus inconvenientes, si acaso tuvieran alguno. Sirven para hacer piña (en el trabajo, en el hogar, en las aulas), para despejar la mente tras la jornada laboral, para mejorar el estado de ánimo, incluso para relajar los músculos en tensión tras el ajetreo diario. Son ideales para fomentar la creatividad en los más pequeños, para desestresar a los adultos y también para que los más mayores puedan reactivar la mente con retos atractivos y amenos.

Por si fuera poco, los juegos de mesa operan en un sustrato más sutil, más psicológico, de un calado de mayor dirección, al preparar a niños y jóvenes para encajar mejor las derrotas y estimularlos para que logren su objetivo en la siguiente partida, todo ello en un ambiente de concordia, sana y divertida competencia. Además, favorecen la autoestima y la toma de decisiones (algo que frena a muchas personas en el día a día).

Un gran surtido de juegos de mesa

Los juegos de mesas comparten ciertas características, tal como ya hemos explicado (la interacción, la amenidad, el ambiente de festividad), pero más allá de ello presentan numerosas variedades para que podamos escoger: barajas de cartas (española, póker, bridge…), tableros (Cluedo, Monopoly, Catan…), juegos de dados (en madera o PVC), etc.

Todos ellos constituyen un vehículo para llegar a un mismo destino: la diversión compartida, las ganas de vivir.