El escritorio como espacio de trabajo
Por admin el 10 Feb, 2017 con Comentarios 0
Muchos de nosotros pasamos gran parte del tiempo sentados frente a un escritorio o mesa de trabajo, sea en la oficina, en un despacho, o el propio domicilio. Administrativos, informáticos, gestores, periodistas, diseñadores gráficos, estudiantes… para realizar cualquiera de estos trabajos se requiere disponer de una mesa y una silla, además de otros accesorios y aparatos comunes en la mayoría de escritorios: el ordenador, el teléfono, la bandeja para documentos, los clasificadores, la agenda, los útiles de escritura y un largo etc.
Desde nuestro escritorio –en el trabajo o en casa– nos conectamos a internet, escribimos, estudiamos, hacemos gestiones, ordenamos facturas, reflexionamos… en suma, realizamos una serie de tareas intelectuales y creativas comunes en nuestra sociedad. No es de extrañar, pues, que le demos mucha importancia en tanto que espacio de trabajo y de ocio y también como expresión de nuestra personalidad.
En un escritorio, como espacio especializado del hogar o de la oficina, deben hacerse compatibles dos tipos de necesidades:
• Funcionales: la funcionalidad tiene que ver sobre todo con la actividad (tareas profesionales, gestiones domésticas, proyectos más creativos…). Para ser productivos y al mismo tiempo sentirnos cómodos, necesitamos que nuestro espacio reúna una serie de características prácticas, como por ejemplo: ergonomía, comodidad, sencillez, orden, eficiencia, etc.
• Personales: se relacionan con el hecho de sentirnos a gusto. Además de funcional, un escritorio puede ser un lugar acogedor, dotado de una personalidad y calidez que contribuyan a nuestro bienestar. Esto se consigue teniendo en cuenta los detalles, con criterios flexibles para adaptarse al usuario. De esta forma, el escritorio expresa los valores y gustos de la persona que, día tras día, pasa una serie de horas haciendo suyo este espacio.
La armonización de los dos tipos de necesidades –funcionalidad y personalización– permite que el escritorio sea un espacio reconocible y dotado de un carácter único asociado a su usuario. Aquí todo tiene cabida: el minimalismo, los objetos de artesanía, el clasicismo, orden/desorden, los valores familiares y sociales, etc.
Los catálogos actuales de productos de escritorio son sumamente atractivos y ofrecen una gran variedad de posibilidades que se adaptan a las necesidades y gustos personales de los usuarios: empezando por el mueble-escritorio, que puede ser de cualquier estilo (desde el más clásico al más contemporáneo, sea una mesa con cajonera, un tablero para el artista o delineante, un secreter como los de antes… de materiales naturales o sintéticos, más o menos grande, etc.). Por otra parte, existe un extenso repertorio de accesorios (lámparas de pie, organizadores, ordenador, útiles de escritura, etc.) y, por último, también tienen su lugar los detalles que confieren el toque más personal al escritorio: marcos para fotografías, accesorios informáticos personalizados, papel artesanal, objetos de recuerdo de algún viaje, etc.
Con tantos elementos a nuestra disposición, cualquier persona se sentirá a gusto trabajando en un escritorio concebido a su medida. La mujer o el hombre que trabajan fuera de casa, el profesional liberal, el estudiante, el novelista que trabaja en solitario hasta altas horas de la noche, el amigo de lo más moderno y lo más “cool”, … cada uno puede crear su espacio propio, donde lo funcional y lo personal se funden armoniosamente y la comodidad y la creatividad se dan de la mano.
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